El rito de La Santa Misa, trata en una de sus partes, las intenciones dirigidas en manos del sacerdote, para los fieles y creyentes en la Palabra. Propósitos que a manera de oraciones, se elevan al cielo como plegaria, para que de la mano del Todo poderoso se cumplan, si es su voluntad, en beneficio del peticionario, para quien se ruega el favor, en pro del bienestar de todo el pueblo y de la paz del mundo.
Intensiones de la Santa Misa
Una de las partes de la ceremonia de la Santa Misa, se encuentra dirigida a la oración, en plegaria de la necesidades e interés de los fieles y los creyentes católicos. De forma general en la Eucaristía, en manos del sacerdote, se encuentra la labor de aclamar a Dios Todo poderoso, la ayuda divina, para con la misma, poder conseguir cada una de las peticiones que, en base a una necesidad nacen del rebaño de sus hijos que ama.
El sacerdote, quien dirige la celebración, puede ofrecer sus intenciones en nombre de un particular, por sus necesidades, por el bienestar del mundo, por la salvación de los vivos y por la tranquilidad y paz de los fieles difuntos. (cf. Código de Derecho Canónico, c. 901; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1371, 958, 1689, 1032, passim).
Previo a elevar dichas peticiones, se hace mención del sacrificio divino y salvador del hijo de Dios. De la crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo, como el sacrifico que, para la salvación del mundo, este momento representa en la historia de la humanidad.
Todo cristiano, puede como derecho al ser hijo de Dios, y como cristiano, el poder encargar al sacerdote de su pueblo o de cualquier comunidad religiosa, la aplicación de la Santa Misa, en intensión particular de sus plegarias, de elevación de peticiones al cielo en su nombre y de acción de gracias en honor al poder celestial por los favores ya recibidos.